jueves, 29 de diciembre de 2016

Ver sus caras


«Los rostros de los refugiados son dignos, enteros, a veces alegres. Pero las imágenes de los culpables de su situación no son visibles. Es hora de que empecemos a buscarlas» (Pedro Olalla).

martes, 27 de diciembre de 2016

Diez piscinas naturales donde refrescarse en Aragón


Los ríos de Aragón han ido creando remansos de aguas cristalinas donde aliviar el sofocante calor. Uno de los recursos más bellos del verano aragonés.

El Matarraña esconde algunas de las más bellas pozas de todo Aragón.

miércoles, 8 de junio de 2016

Diez cafés literarios con historia


Selección de diez cafés literarios con historia

Un espacio acogedor, el olor fuerte del café, una charla inspiradora sobre arte, y voilà: la magia. Se trata de cafés literarios que han acogido a los creadores míticos de todos los tiempos y que ahora se disfrutan por partida doble. Como consumidor o como turista los cafés literarios son una buena opción para los que aman la literatura y sus curiosidades.

Diez cafés literarios con historia

miércoles, 2 de marzo de 2016

Un día de felicidad

perezreverte.com

Estabas resfriado, tenías fiebre. Décimas. Una mano entrañable se posaba en tu frente y escuchabas las palabras mágicas: «Hoy no vas al colegio». Tu hermano, vestido, repeinado y con la corbata puesta -aquellas odiosas corbatas con el nudo hecho y un elástico en torno al cuello-, te miraba con envidia mientras cogía la cartera y se iba camino del colegio. No podías levantarte, ni salir a la calle, ni corretear jugando por casa. Pero en tu cuarto, junto a la cama, había un armario lleno hasta arriba de libros, pues el día de la primera comunión tu madre había pedido a los amigos y la familia que no te regalasen más que eso: libros.

De ese modo, entre los ocho y los nueve años habías reunido ya una primera y aceptable biblioteca propia: Quintin Durward, Ivanhoe, El talismán, Un capitán de quince años, Robinson Crusoe, Dick Turpin, Canción de Navidad, Los apuros de Guillermo, Con el corazón y la espada, Cuentos de hadas escandinavos, Hombrecitos, La isla del tesoro, Moby Dick, Cinco semanas en globo, Corazón, La vuelta al mundo de dos pilletes... 
Había medio centenar, sobre todo de aquellas estupendas Colección Historias y Cadete Juvenil, y a eso había que añadir los tebeos que cada domingo comprabas con tu pequeña asignación semanal: historietas de personajes que todavía hoy, cuando los encuentras por ahí, regalas a tu compadre Javier Marías, que compartió los mismos territorios: Dumbo, TBO, Hazañas Bélicas, El Jabato, El capitán Trueno, Pumby, Hopalong Cassidy, El Llanero Solitario, Gene Autry, Roy Rogers, Red Ryder, Supermán... De tanto leerlos tú y tus amigos se rompían, así que tus padres los hacían encuadernar en gruesos volúmenes, para que durasen más. Y toda aquella deliciosa biblioteca, esos libros y tebeos que eran puertas a mundos maravillosos, a viajes, aventuras y sueños, te rodeaban en la cama, hasta el punto de que recuerdas perfectamente tus piernecillas aprisionadas por la presión que todos esos libros, a uno y otro lado, ejercían sobre la colcha.

Era la felicidad, como digo. Páginas y páginas. Un termómetro bajo la axila, que se caía al hojear los libros.

viernes, 5 de febrero de 2016