«Los rostros de los refugiados son dignos, enteros, a veces alegres. Pero las imágenes de los culpables de su situación no son visibles. Es hora de que empecemos a buscarlas» (Pedro Olalla).

La tarea de escribir, de deambular, de merodear y de permanecer entre palabras que buscamos y nos buscan es una extraordinaria manera de amar la lectura. Así como hay textos que sencillamente despiertan nuestro interés de escribir, escribir es un modo extraordinario de alentar la curiosidad, incluso la necesidad de leer. También a mano, desde la infancia, en los primeros titubeos de relación con las palabras, con la palabra, en la primera juventud, ha de estimularse la escritura, este modo de ser lector de un libro aún no escrito. Quizá en eso consista un escritor, en ser eseinaugural lector. Como leer es asimismo reescribir, esto es, ser el más reciente autor.
"Dice Montoro que ha llegado el momento de bajar los impuestos a todos los españoles. Estos políticos que nos gestionan piensan que somos cortos de entendederas, que con un gesto de este tipo vamos a ir cantando a votar(les) en unos meses. Nos suben los impuestos hasta 20, nos los bajan 2 y ya tenemos que andar dando gracias: como si la subida no hubiera sido de 18. Pero es que además quién puede olvidar estos años de ignominia: más impuestos (a las clases bajas y medias, no a los ricos, claro, a los que se les ha hecho incluso una amnistía fiscal) y menos, muchos menos servicios; recortes bestiales en educación, sanidad, servicios sociales, bibliotecas... dejando lo público para el arrastre y permitiendo que se forren con las privatizaciones los amiguetes de siempre; reformas legislativas alucinantes como la laboral; leyes trágala como la Wert; vuelta al pasado misógino y retrógrado como en el asunto de la ley del aborto (Gallardón, ese que era el molón de la derecha); crecimiento bestial de la deuda del estado (oye, de eso no hablan nada); leyes contra la libertad de manifestación y de expresión, desmesurada violencia policial; crecimiento de la pobreza (32% de los niños que hay en España), desahucios... eso sí, salvar a bancos sin que eso revierta en hacerlos públicos; joder hasta casi asfixiar a la cultura y la gente que vivimos de esto... podría seguir y no parar durante horas.
Y al mismo tiempo nos encontramos con un gobierno corrupto y un partido que, demostrado por el juez, hace reformas de su sede con pagos en B, un partido en el que los sobres con dinero negro han corrido por manos y bolsillos de dirigentes durante años y cuyo tesorero (durante 20 años) tiene millones de euros en Suiza. Cada vez que oigo la publicidad del gobierno (este gobierno pordiós) diciendo que Hacienda somos todos y que con nuestros impuestos se pagan las escuelas me entran ganas de quemar algo.
Y cómo va la gobernanza del país, oiga. Lo de Cataluña bien, sí. Y lo de la monarquía y la consulta y lo de reformar la Constitución ya tal. Por poner un par de ejemplos.
Visto lo visto cualquier idiota puede gobernar un país.
Pero eso sí, se acercan las elecciones y Montoro dice que hay que bajar impuestos a todos los españoles.
Montoro, eres muy grande machote. Qué ideaza."
Los “homo sapiens” somos una especie tremenda, probablemente nuestros antepasados se comieron a otros seres humanos, los de “Neandertal”, del mismo modo que ahora nos comemos cerdos, vacas, ovejas y demás. Por esta parte no solemos comer perros ni gatos, todo es ponerse, y quien tenga a mano a alguno de estos mamíferos, si tiene un momento de atención, comprenderá que, aunque no hablen, tienen pensamiento.
Una vaca es un animal espléndido, cuesta creer que alguien que se detenga a contemplarla no se admire ante esa manifestación de la vida, pero las criamos para explotarlas y matarlas. Somos los descendientes de los cazadores y sabemos cómo matar. No sabría opinar ahora sobre el trato que le damos los humanos, concretamente en la cultura occidental, a los animales. Implica demasiadas cuestiones para dar una respuesta simple, pero el debate está abierto. Al menos en otras sociedades donde no se alardea del maltrato animal ni se hace de ello patrimonio nacional.
Nuestra especie explota a otros animales pero, en el reparto de roles en la especie, también la mujer fue y es utilizada y explotada como un recurso más. El monoteísmo semita le dio forma cultural a esa explotación y las tres religiones monoteístas ordenaron la sociedad y la cultura para que la mujer fuese relegada a ser un recurso y una propiedad del varón.La corrección a ese rol es el feminismo, probablemente la transformación cultural más radical en la historia de la humanidad. El feminismo simplemente dice que la mujer es un espécimen de la especie humana, no una res. No un animal para estabular, para ser explotado en los trabajos por el varón y para dedicar a la producción de crías.
Esa esclavitud al varón la vemos de forma brutal en algunas formas de prostitución vigentes y, en la práctica, toleradas, mujeres secuestradas y encerradas como reses para el desahogo masculino en verdaderos puestos de inseminación. Y, aunque más velado, la vemos también en las formas más sectarias del islamismo, del judaísmo y el cristianismo.
Pero el avance del humanismo occidental ha ido humanizando también algo al cristianismo, especialmente el catolicismo, aunque dentro se parapeten sectas que continúan defendiendo esa concepción de la mujer no como un ser humano autónomo, sino como una propiedad de otros. Esas sectas integristas están legislando en este momento en el reino de España a través de este Gobierno, que no para de reconstruir por decreto un franquismo que regresa a nuestras vidas. No dialoga, no pacta y reprime la libertad de expresión porque no es un Gobierno democrático, es sectario.
Hasta finales de los años setenta, una mujer no podía abrir una cuenta corriente, cerrar un contrato o salir de España sin autorización de un varón, ésa es su España. Pero, a pesar de aquellos franquistas y de estos, las cosas fueron cambiando. Con sus graves problemas y limitaciones, esta sociedad es otra y, para la moral social actual, la mujer es un ser humano completo y autónomo con toda su dignidad. Para nosotros hoy una mujer es dueña de su cuerpo y no, como quiere este Gobierno, propiedad de un Estado autoritario y ultracatólico.
El aborto y sus dilemas es un asunto complejo, pero la legislación actual se adecúa bastante, tanto a los problemas de las mujeres españolas como a lo que piensa y siente la ciudadanía. Este ministro oscurantista está legislando conscientemente contra las personas que existen en nombre de la ideología.
Un ministro que no duda en despedir a una trabajadora por estar embarazada se atreve a impedir a mujeres que trabajan controlar su propio cuerpo pero que, si quedan embarazadas, perderán su medio de vida. ¿Y alimentará el Estado a esas mujeres y a los hijos que tengan? Cómo se atreve, cómo no le da vergüenza. Porque no la tiene. ¿Tiene al menos él un modelo de vida acorde con la moral que predica el Opus Dei? Puro cinismo y cálculo político de un Gobierno absolutamente inmoral.
Puede ser legítimo que una persona decida someterse y entregarse a otra hasta el extremo de permitirle disponer de su cuerpo, puede ser. Pero ustedes no tienen derecho a disponer del cuerpo de las mujeres a su antojo. Ellas tienen el derecho de ser libres y no duden de que recordarán sus nombres y apellidos, los de quienes les quitan su dignidad y su libertad. Ustedes serán recordados, pasarán a la historia por muchas cosas, por eso también.
Un año en el que hemos perdido a Stèphane Hessel, José Luis Sampedro y Nelson Mandela no puede haber sido bueno. No para la humanidad. Lo inhumano de hecho ha avanzado en progresión estratosférica. La aberración de posponer cuanto atañe a las personas, al altruismo, al pensamiento racional, a la empatía con los otros, a la ética, por los más oscuros intereses ha triunfado plenamente. Para muestra el botón más cercano, el que nos duele y –haciéndonos más egoístas, menos humanos- desplaza cualquier otro interés: España, la triste España del PP.
Solo en ese plano extraviado de la lógica más elemental se entiende la permanencia al frente del gobierno español de Mariano Rajoy o de los miembros de su partido que han secundado de hecho cuanto ha sucedido. El gobierno salido de las urnas tiene toda la legitimidad por muy defectuosa que sea nuestra ley electoral pero los gravísimos escándalos que rodean al de España lo hubieran tumbado en cualquiera país democrático. Algo muy preocupante ocurre con nuestra sociedad al completo y, sobre todo, con las fuerzas que la dirigen.
Iniciamos 2013 leyendo en toda su plenitud los llamados “Papeles de Bárcenas”. Publicados por varios medios, pudimos ver el rosario de sueldos, sobresueldos, virtuales prevaricaciones y comisión de favores, contabilidad B para nuevas prebendas a ocultar, que venía anotando el ex tesorero del Partido Popular en todos sus detalles durante dos décadas. Lo negaron todo… salvo alguna cosa. Los voceros en nómina –de dinero o poder- hicieron cuanto pudieron por sembrar la confusión. No eran reales, decían; lo son. Asistimos a los más patéticos espectáculos, desde los finiquitos en diferido a las pavorosas huidas del presidente. Cualquier gobierno hubiera caído solo con esto, no sucedió y aún hubo mucho más.
En julio leímos también los SMS enviados por Mariano Rajoy a Luis Bárcenas: “Luis, sé fuerte”, “Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos”. Hasta en el más corrupto de los países de cualquier época le hubiera costado la presidencia a su autor, pero nuestro Rajoy con todo su PP sigue ahí. Y continúan después de haber borrado los ordenadores de su ex tesorero –que la justicia no quiere investigar– o de haber sufrido un registro de 14 horas a su sede que ni se han dignado comentar. Continúa, lo que es si cabe peor, como si nada sucediese, sentando cátedra, con inusitada prepotencia. Inconcebible en democracia, impensable en una sociedad medianamente sana.
Hemos visto al presidente huir de los periodistas por los pasillos del Senado, comparecer en plasma, o hablar cuando le viene en gana para seguir engañando a los ciudadanos. Una persona sin una gota de credibilidad sigue soltando sus mentiras haciendo omisión hasta del pudor que es actitud humana bien primaria. Trivialidad o burla, Rajoy ha tenido la inmensa osadía de responder a asuntos muy graves con una letanía increíble en alguien que ocupa su cargo: Todo es falso, salvo alguna cosa (febrero). Les dejo, que hace un frío espantoso (marzo). La segunda ya tal (junio). Fin de la cita (agosto). Está lloviendo mucho (octubre sobre la anulación de la Doctrina Parot). [Las acusaciones] no se pueden demostrar (octubre sobre Bárcenas a Bloomberg). Éste es el estadio en el que España ganó el Mundial (diciembre en el funeral de Mandela). “Ese asunto” (diciembre, el aborto que no se atrevió a pronunciar).
Después conocimos las andanzas de Miguel Blesa y su Caja de Ahorros pública hundida desde la que actuaba como un virrey de las Indias medievales. Y es que 2013 es el año en el que nos hemos sentido definitivamente huérfanos de justicia, a pesar de los loables y valientes intentos de algunos magistrados. Fiscales al servicio del Estado que crean la acción de desimputar o sacan de prisión a encarcelados (Miguel Blesa) o tribunales de justicia que entienden sus comprometedores emails como privados y no delictivos y, en cambio, estiman punible difundirlos. Con un nivel de estupefacción que nunca creímos conocer, hemos visto campar la impunidad sumiéndonos en la impotencia.
Es el año de la subida de las tasas judiciales para que no se pueda litigar. El año de la sectaria Ley Wert para la deseducación. El de imponer la Ley mordaza de Fernández Díaz para que el poder frene duramente las protestas de los ciudadanos, o la que privatiza la Seguridad del Estado dando poderes extraordinarios a los vigilantes jurados sin preparación. El de duplicar la venta de armas a países no democráticos. El de la amnistía fiscal o las destituciones de quienes meten las narices donde no conviene. El de las grandes contrarreformas de Gallardón: Código Penal con -en la práctica- cadena perpetua, o la Ley del aborto más restrictiva de Europa que nos devuelve directamente al nacionalcatolicismo franquista. El del control gubernamental y político de los órganos judiciales. Todo por decreto ley y apisonadora parlamentaria, sin el menor consenso. El año en el que se rechaza de un plumazo la ILP avalada por millón y medio de firmas que pretendía paliar el drama de los desahucios.
2013 es el año en el que sube el déficit y la deuda pública a niveles inauditos mientras se sigue mintiendo a los débiles de mente con una soñada recuperación que solo beneficia a los que nunca sufrieron la crisis. En el que, por ejemplo, se regala por 1.000 millones de euros Novagalicia a un banco privado venezolano perdiendo 8.052 millones de dinero público allí enterrados. El que otros estamentos del poder en el partido conservador español venden a Goldman Sachs pisos de propiedad pública, en el mayor de los contrasentidos dado que la Constitución pide a los poderes públicos que velen por evitar la especulación en la vivienda. O el de la lucha encarnizada por entregar a manos privadas también la sanidad. El año en el que se está enajenando de saldo España entera. A potentados chinos, rusos y venezolanos a los que no se pide su historial.
2013 es el año en el que gracias al PP han aumentado las desigualdades, ha empeorado nuestra salud, ha caído por primera en años la esperanza de vida, ha mermado nuestro poder adquisitivo, cierran cada día más empresas, no se crea empleo o se registra un nivel de emigración superior a los duros años del franquismo.
Y es el año en el que el PP ha conseguido que sus propias tenebrosas sombras manchen a toda la Política, eje de la democracia. Y en el que el PSOE de Rubalcaba no está -como oposición mayoritaria-, a la altura del drama que vivimos, contribuyendo a crear indefensión en muchos ciudadanos. El año en el que los medios y los tertulianos habituales secundan con su silencio o directamente la manipulación la tragedia que nos asola.
2013 es el año en el que la sociedad parece haber sido definitivamente derrotada. Cuando hemos perdido no ya la esperanza sino el ánimo de volver a recuperarla. Cuando el rencor aflora sacando lo peor de nosotros para hacernos casi tan ruines como quienes nos gobiernan.
Si todo sigue así, 2014 será el año en el que volverán a prometernos la recuperación para el 2015 y tampoco pasará nada. Basta, al parecer, con tirar hacia delante con total desfachatez. Con tragar y callar, las víctimas. Que nadie lo endulce con subterfugios: lo sucedido en España sería impensable en un país realmente democrático, para empezar porque no lo toleraría la sociedad, ni sus jueces y políticos con mayor capacidad de actuación.
Feliz 2014… si podemos. Podríamos.
Nuestra única esperanza para disipar los fantasmas atroces de la realidad es dedicar unos minutos al menos a la revisión de vida que, por ejemplo, proponen los cuentos de navidad. A lo que tuvimos y no tuvimos, a lo que hemos perdido, a los que nos queda por perder.Rosa María Artal
Como propone el cuento de Dickens aún se está a tiempo de detener la desgracia total que nos hemos venido fabricando. Hay una forma de organizar la sociedad más equitativa. Hay dinero al menos para lo que ha habido durante tantos años.