sábado, 15 de octubre de 2011

Déficits y trampas: gobernantes culpables


Cualquier análisis que merezca crédito, y cualquier propuesta alternativa al desorden que padecemos, además de colocar en primer plano, por lógica, el designio general de hacer frente a la explotación y a la alienación, tiene por fuerza que prestar atención a tres dimensiones inexcusables. Hablo de las que hacen referencia a las mujeres y su secular postración, a los derechos de las generaciones venideras --y a los de las otras especies que nos acompañan en el planeta-- y a los habitantes de los países del Sur. No vaya a ser que, sin contestar los cimientos de la miseria que rodea al crecimiento, a la competitividad y a la productividad, nos empeñemos en reconstruir nuestros maltrechos Estados del bienestar en franco olvido de todo lo demás.