viernes, 12 de diciembre de 2008

El laicismo acomplejado

Escolar.net (29 de noviembre de 2008)

Ahora que Rouco propugna el olvido hay algo que conviene recordar. La propia Iglesia Católica, en el concordato que dejó bien atado el posfranquismo, se comprometía a autofinanciarse en el futuro, sin cargo a los Presupuestos Generales del Estado. La promesa de Roma fue en vano y hoy, tres décadas después, el dinero público a modo de cepillo no sólo no disminuye sino que aumenta. Franco definió al español como católico, heterosexual, de derechas y castellanoparlante. Tras treinta años de democracia, los gays se pueden casar, las otras lenguas españolas se estudian en las escuelas (por mucho que escueza a algunos), el centro izquierda consigue más votos y ¿la Iglesia? Bien, gracias. La reserva espiritual de occidente sigue incorrupta. O al menos lo parece, dados los pocos avances que se han podido lograr en el camino a la modernidad, en la básica separación entre la Iglesia y el Estado que en Europa marcó el siglo XIX y en España aún no hemos resuelto en el siglo XXI. La Transición no se atrevió, y por eso dejó a los muertos de la cruzada en las cunetas y a los capellanes en el Ejército. La asignatura está pendiente y parece que lo estará muchos años más.

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