CONSUMER.es EROSKI (13 de diciembre de 2007)
El titular de una tarjeta solidaria puede financiar programas sociales, donando el 0,7% de las compras realizadas electrónicamente
Un gesto tan simple y cotidiano como contratar una tarjeta de crédito puede ayudar a construir una escuela en Mali, o contribuir a financiar la investigación de una medicación eficaz contra el SIDA. Los productos financieros con fines sociales son una iniciativa muy reciente en el panorama bancario español, y destinan parte de los beneficios -el 0,7% en la mayoría de los casos- a proyectos cuyo objetivo es el desarrollo social o la ayuda a paliar determinadas enfermedades. Las tarjetas de crédito solidarias cumplen con estos objetivos, pero suscitan recelo en determinados sectores sociales contrarios a que la solidaridad se convierta en un bien de consumo. Los detractores de esta práctica expresan su rechazo arguyendo que la comercialización de la soliaridad no es más que una estrategia de marketing dirigida a fidelizar a los consumidores que tienen un mayor grado de conciencia social.
sábado, 15 de diciembre de 2007
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